El Silencio de las manos

Pública

La capacidad expresiva de la mano refleja las distintas representaciones artísticas, cuya multiplicidad gestual muestra los estados internos de la persona, sus sentimientos, emociones y actitudes. Las manos, con su silencio, sirven como herramienta y como obra de la expresión artística. La herramienta del alma que se sitúa siempre delante de nuestros ojos para obrar el milagro de la creación artística. En ese sentido, las manos protagonizan numerosas manifestaciones artísticas del ser humano: la pintura, la escultura, la música, la escritura… Unas manos acostumbradas a sostener los pinceles, son capaces de convertir la imaginación en belleza, en denuncia, en vida o muerte. Es más, ellas pasan a la acción todos los días de manera audaz, participan, se niegan a ser meras espectadoras. Acción es movimiento, movimiento es vida. Las manos, nos incitan al abandono de la pasividad, generando una actitud activa, autorreflexiva y de cuestionamiento respecto a la inercia inherente a la vida y al arte. Por tanto, originan mediante un impulso externo un impulso interno que deriva en una voluntad consciente de comunicar, proponiendo la reflexión sobre el papel que el arte tiene en este proceso. El movimiento de los dedos de la mano es el acto de hacer, el gesto de actuar, más importante aún que el hecho que se realiza. La experiencia del arte más allá de los medios, reflejado en la propia capacidad de movimiento y autoimplicación, a través de la experiencia del acto.

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